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GacetaLille número 17 - 24 mayo 2004
Ese pequeño país llamado Bélgica


Buenos días.

Una semana sin desncanso. Apenas acabo de salir de Bruselas hace unas horas después de pasar el fin de semana visitando el escaso territorio que comprende. ¿Cómo puede ser que el país que ostenta la capital europea sea tan pequeño? Apenas cuenta con cuatro ciudades más o menos grandes, eso sí, muy bien comunicadas. Esta semana Javi "Muflón" Retamar está por estos lares visitando Francia, Bélgica y Holanda. Naturalmente me uní a él durante el único periodo de tiempo que tengo libre: el fin de semana.

El viernes nos llevó hasta Amberes, que fue cuna del pintor Rubens y lugar de trabajo y residencia durante casi toda su vida. En este año dedicado a él, la ciudad se engalana y muestra la casa del pintor, la catedral y la iglesia de San Paul, verdaderos museos de arte. En la última iglesia, cuyo prior fue amigo personal de Rubens, se descubre también el lado "humano" del pintor: no sólo pintó cuadros que aún se exponen en su lugar original, si no que además donó para el mantenimiento del edificio y hasta se ocupó personalmente de la compra de un cuadro de Caravaggio para aumentar el patrimonio de la iglesia.

Reconvertir un lugar de culto en una pinacoteca-museo no es muy habitual, es la primera vez que lo veo, pero las iglesias y catedrales de la época; edificios barrocos en su máxima expresión, aparte de tener una atmósfera de silencio y hasta de magia; le conceden una magnitud muy por encima de cualquier museo que haya visto. Muy impresionante, aunque un poco caro: dos euros la entrada. Amberes fue también interesante por sus calles y plazas, el río cruzado por un gigantesco túnel que cuenta con las primeras escaleras mecánicas de Europa realizadas en madera...

La noche la pasamos en un albergue que nos dió la impresión de ser bastante "alternativo" cuando llegamos por la noche. Nada más llegar, un gigantesco salón decorado con sofás y sillas de jardín con más intención que orden y música a todo volumen de Limp Bizkit, Rob Zombie, Blur y Linkin Park. Todo ello coronado por unos maniquíes blancos femeninos blancos y sin brazos, que me trajeron a la memoria alguna escena que otra de "La naranja mecánica" de Kubrik". Un lugar adecuado para cenar los bocatas que traíamos, tomar unas cervezas belgas, uno de los "platos típicos" del país y terminar una dura jornada de comienzo de viaje.

El comienzo del sábado fue realmente extraño, ya que coincidimos en el desayuno con un nutridísimo grupo escolar de judíos y judías alemanes, pertenecientes a la asociación judía de Alemania que estaban de visita en Amberes. En fín, realmente atípico, sobre todo si lo comparamos con la idea que nos hicimos por la noche y si metemos en el mismo plano visual un chaval con kipá y el busto desnudo de uno de los maniquíes blancos. Aquel día, por cierto, España era la capital del mundo, al menos del mundo rosa. Boda real, claro. Pantallas de todas las tiendas de televisores con el evento. No me averguenza decir que no lo vimos.

Por la tarde, el destino nos llevó hasta Bruselas, la capital. Mi primo Sergio que vive en esa ciudad, nos cedió su casa y no íbamos a desperdiciar la ocasión de alojarnos gratis. La visita por la ciudad llevó poco tiempo. Al rato estábamos sentados en un bar tomando más "platos típicos". Otra de las cosas que los belgas se vanaglorian de tener como plato típico son las patatas fritas con mejillones; bueno realmente patatas fritas con todo lo que se pueda. Creo que ha sido el fin de semana que más patatas fritas he comido, jejeje. Tampoco falta el chocolate belga, con el que se elaboran deliciosos bombones.

El último día fuimos a visitar el Atomium y el MiniEurope. El primero me sorprendió por el tamaño, pero no iba a pagar 6 Euros por subir, si al menos estuviese en el centro de Bruselas y se pudiera ver la ciudad, pero en medio del campo donde se celebró la Exposición Universal de 1958 no hay demasiadas cosas que ver desde el aire.

El parque de miniaturas MiniEurope me pareció más interesante, pero fue una impresión no del todo confirmada. El parque está evidentemente dedicado a los niños de más o menos 10 años; así que nos pilló algo creciditos. De todos modos, las gigantescas maquetas del Escorial, de la plaza del Obradoiro, de Mon Martre y de la abadía de Melk me encantaron. No faltaron las fotos, claro está.

A la hora de vuelta, la catástrofe. Para empezar me quedo sin trenes para volver a Lille, lo que me obliga a quedarme a dormir una noche más. Además tengo que volver a las 5 de la mañana para llegar a tiempo a trabajar. Eso sin contar que tengo que tomar un TGV que sale bastante más caro que un tren normal. ¿Qué hacemos? Pues quedamos con un compañero del trabajo de mi primo y nos tomamos unas cervecitas brindando por la noche "extra" en Bruselas. Que me quiten lo "bailao", se suele decir; al fin y al cabo todo es cuestión de ver las cosas por el lado que más alcohol tiene, jeje.

Una buena semana a todos y hasta la próxima.

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"Bienvenidos al mundo real"
Tebas Rubèn Vidal
un inforMATRIXco en Lille 2004
 

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La gacetilla de los domingos: Aventuras y desventuras de un inforMATRIXco en Lille 2004
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