Buenos días,
Una semana más me encuentro ante vosotros, ahora con una cara más apagada que anteriormente. Una epidemia de gastroenteritis ha afectado a todo el mundo en la oficina y todavía siento las molestias. Mi jefa sigue de baja, de hecho.
A pesar de todo y ya pasado lo peor aquí me tenéis tomando chocolates Ewedel, especialidad polaca; esta semana el equipo polaco (el que trabaja en la oficina de Polonia) ha visitado la central de la empresa, aquí en Roubaix. En realidad mi mejoría se debe principalmente a los cuidados de Bárbara, una compañera de residencia, estudiante de último año de medicina, que no me ha dejado comer otra cosa en todo el fin de semana que arroz, platanos, sopa, más sopa, manzanas peladas y té. En realidad mi salud se lo agradece, pero la poca dignidad que me quedaba la he perdido. No sé qué es lo peor.
Como consecuencia de la visita del equipo polaco, la empresa ha estado prácticamente en fiestas los cinco días. En España estamos llegando a acuerdos de "partner" con empresas de desarrollo y la cosa va bastante lenta, pero en la buena dirección. La semana comenzó con una sorpresa en la oficina, a raíz de la visita del equipo polaco. Empezaré diciendo que Kasia, es la única chica guapa que forma parte del equipo polaco, que casi es tanto como decir de la empresa, ya que aquí en la central somos casi todos chicos. Mi compañero estaba como loco por conocerla y cuando llega, resulta que ya estaba liada con uno de los programadores, Alain, el belga. ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿En que momento?... Aquí el que no corre vuela, vamos...
El resto de la semana hemos tenido música por los pasillos, carteles publicitarios por todos lados, una comida de empresa a cuenta de la misma, (naturalmente), una fiesta el último día en casa del dueño de la empresa (míster Octave), etc... Lo dicho, una fiesta contínua. Lástima que mi estado de salud no acompañara.
Además de las fiestas del trabajo, esta semana Laura, una amiga finlandesa de la resindencia, cumplía años y le organizamos (debería decir "se organizó"; por desgracia yo no tuve tiempo de intervenir, sólo contribuir monetariamente) una fiesta sorpresa, con caretas serpentinas, guirnaldas, gorros de cucurucho,... toda la parafernalia "clásica".
Estos días también he podido aprovechar para ir al cine varias veces, ventajas de tener poco trabajo y poder salir antes, consecuencia del ambiente festivo. Una pena que el gimnasio estuviera cerrado por vacaciones de semana santa. En consecuencia no he podido mejorar también mi estado físico como hubiera sido mi deseo, pero las sesiones de cine han merecido la pena, ya no tanto por las películas sino por la compañía. Aún me sorprende, al cabo de cuatro meses aquí, que hay personas de la residencia que todavía no conozco. En concreto Marina,
una chica griega y Marta de Valencia; dos cinéfilas que me han acompañado al cine esta semana y que conocí en la fiesta de cumpleaños
de Laura.
Pero sin duda lo mejor de todo es que el sol ha aparecido: el buen tiempo llega a Lille. El domingo fuimos de picnic (piquenique usando el vocablo fracés) a los jardines de la Citadele, la ciudad militar de Napoleón aquí en Lille. Un lugar adecuado para correr, jugar al frisby, montar en bici, tomar el sol, pasar el día y jugar un eventual partido de fútbol de chicos contra chicas. Todo un buen plan para el domingo.
Buen tiempo, buen ambiente (parece que se entierra el hacha de guerra de la semana pasada), mejor compañía y si además los resultados acompañan todo se ve de un color menos oscuro: esta semana no ha tenido desperdicio. La semana que viene nos preparamos para lanzar ya mismo la campaña publicitaria en España y solucionar los últimos retoques antes del salto final. Allá vamoooos...
Un saludo y hasta la próxima.